lunes, 27 de abril de 2015

Brevísimo repaso de la historia del maquillaje



 “En el mundo solo hay dos clases de mujeres: las que se maquillan y las que no”. Esta frase es del célebre Oscar Wilde, famoso por su irreverencia y sarcasmo en una época donde el recato era la norma.  Viéndolo desde el punto de vista pragmático, el escritor irlandés tiene razón; ya en el siglo diecinueve el maquillaje era empleado para cubrir imperfecciones, disimular la edad o sencillamente, para resaltar la sensualidad de un rostro ya dotado de sensualidad.  La historia del maquillaje se extiende mucho más atrás que la época de Wilde (las mujeres del antiguo reino de Mesopotamia utilizaban la malaquita, una piedra verde, para hacerse las sombras)por lo que resultaría interesante hacer un breve repaso al respecto. Image by Fernando Palacios


Los orígenes

Desde su mismo nacimiento, el maquillaje ha sido un instrumento de comunicación no verbal que podía transmitir distintas emociones. En la época de la prehistoria hombres y mujeres ya comenzaban a aplicarse arcilla en la cara, ya fuera como ritual de apareamiento o como protección ante las inclemencias del clima. Los arqueólogos también creen que el maquillaje estaba asociado con culto a la divinidad, con alguna celebración fúnebre o simplemente como exaltación de la belleza; sea como sea, lo cierto es que las mujeres del paleolítico se coloreaban de marrón rojizo las diferentes partes del cuerpo empleando toscos productos elaborados a partir de grasas animales. El aceite más antiguo del que se tiene noticia estaba compuesto de sulfuro de antimonio, esto se sabe gracias a las pinturas rupestres que los hombres y mujeres del paleolítico dejaron grabadas en sus cavernas. 

Con la llegada de la edad del bronce los cazadores y danzantes empezaron a teñir algunas zonas de su cuerpo de colores rojo y negro mientras se embadurnaban el pelo con alguna arcilla. En América, los primeros habitantes del continente también se pintaban el rostro cuando iban a dar inicio a alguna celebración o cuando iban a pelear con alguna otra tribu por territorio. 


Un paseo por Roma

El imperio romano destacó por sus avances en ingenieria (recordemos que fue Claudio quien inició la construcción del primer acueducto), por su poderío militar, por su literatura y, particularmente, por sus excesos.  La prensa “rosa” se habría dado un festín con la cantidad de escándalos que se sucedían al interior del imperio. La joven Mesalina compitiendo con las prostitutas de la ciudad para ver cuál se llevaba más hombres a la cama mientras el emperador tartamudeaba su soledad en lo oscuro de su alcoba. Sería interesante saber cómo se maquillaban las mujeres de la antigua Roma, por algo resultan tan seductoras ante los ojos de los historiadores y faranduleros medievales. Pues bien, en aquellas turbulentas épocas las mujeres tenían a su disposición toda clase de cosméticos, muchos de ellos estaban destinados a disimular el inevitable paso del tiempo; era casi imposible encontrar una romana sin maquillaje. Cuando salían a la calle las mujeres se pintaban los ojos, las cejas y los párpados, y cosa curiosa, algunos hombres repetían este mismo ritual imitando la moda egipcia, tan admirada por los romanos (si quieres lucir como una emperatriz es pertinente que aprendas a maquillarte de la forma correcta, por eso visita nuestra fashion web y dale un nuevo aire a tu rostro).
 
Para blanquear la piel las mujeres utilizaban albayalde-carbonato de plomo; para pintar los ojos hacían uso de antimonio o los pintaban con azafrán; las mejillas eran coloreadas con orcaneta o minio, lo que les daba cierto toque chillón que los sátiros de la época aprovechaban para alimentar sus escritos burlones. Por lo general las mujeres empleaban  colores claros como el blanco y el rosado, no obstante conocían el poder seductor de unos labios rojos y hacían uso del carmín para darles tan apasionante tonalidad. Para las mujeres de Roma el maquillaje era algo más que un vehículo de coquetería; mediante este arte profundizaban aún más la distinción existente entre mujeres libres y esclavas. 


El encanto de Egipto

Más allá de sus pirámides, este milenario país encierra innumerables atractivos que lo convierten en un territorio misterioso y místico. Las mujeres egipcias son una parte fundamental para que el país bordeado por el Nilo despierte la atención de gentes de todas las épocas y naciones; nada más hay que fijarnos en Cleopatra y Nefertiti, dos mujeres que se convirtieron y leyenda y cuyas vidas transcurrieron en medio de traiciones, sexualidad y rimbombante belleza. Precisamente el sitio http://bellezaymoda.univision.com/ revela los secretos de belleza de estas dos faraonas que aún después de su muerte siguieron generando polémica. 

Image by Loren Javier



El maquillaje en Egipto era visto como algo necesario, más allá de un simple lujo o capricho. El caluroso clima de aquellas tierras obligaba a sus habitantes a buscar métodos que les permitiera lucir bien, el sol abrazador no era una excusa para andar con la piel desgastada o manchada. Las mujeres evitaban en la medida de lo posible exponerse al sol, y cuando lo hacían se cercioraban de aplicar los debidos productos que protegieran su piel. Los cosméticos ayudaban a protegerse de los implacables rayos solares; la base utilizada era el aceite que se extraía del balanites o de la moringa, el cual mezclaban con otras sustancias que se empleaban como pigmento; los ingredientes se molían y se mezclaban con goma o con agua hasta que quedaba formada una pasta de fácil aplicación. Se podía encontrar maquillaje blanco, negro (hecho a partir de carbón, plomo y galena), verde (elaborado con malaquita machacada) y rojo.

Para embellecer los ojos, tanto hombres como mujeres se aplicaban un polvillo negro conocido como mesdemet o khol; cuando se mezclaba con agua se convertía en un poderoso protector solar para los ojos, algo así como unos lentes contra rayos UV prehistóricos. La forma de aplicación consistía en trazar una fina línea alrededor de cada hoja. La sombra verde se empleaba para los párpados y oscurecer las cejas y pestañas. Para los labios y mejillas las mujeres aplicaban óxido de hierro humedecido para lograr un color rojizo. 

En la próxima entrega veremos como el maquillaje fue adquiriendo nuevos “aires” a lo largo del siglo veinte; desde el desparpajo y colorido de la década del 60 hasta la sobriedad de los años 30.

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